Buceo y medio ambiente

Esta es una buena pregunta que no tiene una respuesta fácil. El buceo (léase si se quiere escafandrismo) en forma abstracta no es ni bueno ni malo. Para responder a la pregunta que encabeza esta página hay que ser más concreto, pues la magnitud del efecto (siempre habrá un efecto) dependerá de varios factores, todos ellos circunstanciales.

En líneas generales, el efecto de una actividad sobre el medio natural, lo que se conoce como impacto ambiental, depende fundamentalmente de dos variables: la magnitud de la acción y la sensibilidad del medio receptor.

En el mundo del buceo, la magnitud de la acción depende de diversos factores, pero el principal es el número de buceadores. Es evidente que a más buceadores mayor impacto. Se trata de un fenómeno que de hecho ya se está produciendo en algunos puntos donde el buceo se ha convertido en un componente fundamental de la industria turística. Los centros de buceo llevan a sus clientes a una limitada oferta de sitios de inmersión (por su atractivo, presencia de pecios o por un juego de cotas que permite "descargar" allí a buceadores de cualquier titulación), mientras que el resto del litoral solo es accesible para aquellos que disponen de medios propios de navegación, que siempre serán una minoría.

Por otra parte no hay nunca que olvidar que los impactos pueden ser directos o indirectos. Un impacto directo del buceo es, por ejemplo, el ocasionado por el aleteo de los buceadores sobre el fondo marino. Los impactos indirectos son a menudo más difíciles de percibir por el profano en la materia, pero pueden ser tan importantes o más que los directos. Por ejemplo, la concentración de visitantes, ocasiona un notable incremento de la producción de aguas residuales y basura. De igual manera, y aunque parezca despreciable, el buceo ocasiona un incremento en el consumo de combustible y materias primas, con su consecuente producción de residuos y contaminantes.

Si nos desplazamos a bucear a los eufemísticamente llamados "países exóticos", el tercer mundo en muchas ocasiones, estamos ocasionando un impacto sobre la forma de vida de sus pobladores. Son los llamados impactos socioeconómicos, cuya sobrevaloración ha sido usada en bastantes ocasiones como coartada justificatoria de auténticos desaguisados ecológicos. Volviendo al tema que nos ocupa, el buceo se convierte en estos casos en una fuente de ingresos para estos países, e incluso en una alternativa más sostenible que otras actividades como la pesca, pero... ¿quien se beneficia en mayor medida de los ingresos de estos centros de buceo? ¿recaen sobre los naturales del país o la parte del león queda en manos de agencias y particulares sin la menor implicación con el desarrollo de las tierras (y mares) donde se ubica la auténtica fuente de riqueza?

Las líneas anteriores no son más que un esbozo de la complejidad subyacente a un análisis en clave ambiental de los deportes subacuáticos. Cabe la posibilidad de realizar una aproximación más inmediata, si nos centramos en la relación individual del buceador con su entorno. Si el tema te interesa, pasa a la siguiente página.