Para practicar la
pesca submarina en el País Vasco es necesario tener una clara noción de los
condicionantes geográficos y climáticos que afectan a nuestra costa.
La elección de una u otra técnica de pesca, vendrá de
analizar la situación de la marea, el estado del mar, la visibilidad del agua y el
viento, as! como la orografía de la costa, las características del fondo y de la fauna,
o el momento del año en que nos encontremos.
Antes de entrar en detalles sobre la pesca submarina en
nuestra costa, conviene tener en cuenta las particulares características de esta parte
del Cantábrico para entender mejor las técnicas que aplican nuestros pescadores en la
práctica de su deporte.
En primer lugar, los numerosos ríos de nuestro litoral,
favorecidos por la alta pluviometría, vierten al mar grandes cantidades de barro Y
materia orgánica. Esta circunstancia, unida a los frecuentes temporales, hace que por lo
general las aguas sean más bien turbias y rara vez se superen los 10 metros de
visibilidad, que a menudo se reduce a 2-4 metros. Quizá por ello encontremos la mayor
riqueza y variedad de peces entre los 0 y los 15 metros, ya que a más profundidad
empiezan a escasear las algas, hábitat de multitud de animales básicos en la cadena
alimentaría. Otro factor capital son las mareas, sobre todo por su amplitud, que llega a
los 4 metros y medio en época de mareas vivas.
En general, podemos decir que los mejores momentos para
practicar la pesca submarina son las horas de pleamar, considerando como tales las 2 horas
anteriores y las dos posteriores al momento de máxima altura del mar (dos veces al día).
Entre los peces que aprovechan la pleamar para acercarse a la costa sobresale la muxarra o
sargo (Diplodus sargus). Es posible verlos mientras se alimentan de lapas, mejillones y
erizos, si bien es difícil sorprenderlos, sobre todo si el agua está clara, ya que a la
mínima señal de alarma desaparecen. Su captura es más fácil localizando las piedras o
cuevas donde a veces se esconden (que son los sitios donde más rompe la ola,
arriesgándonos a un buen revolcón).
Diplodus
sargus, Muxarra, Sargo, Mojarra |
Puntazzo puntazzo,
Picuda, sargo picudo |
Diplodus
trifasciatus, Akerra, sargo real |
Sparus auratus,
Dorada |
En los meses de primavera y vera suelen acercarse a la costa
bandadas picudas, (Sargo picudo, Puntazzo puntazzo). Es "a la espera" como
tendremos más posibilidades de capturar algún ejemplar, que suelen alcanzar e frecuencia
un tamaño considerable (más de 1,5 kg). También en las aguas someras -sobre todo entre
la espuma podemos encontrar sabias (Salpa salpa) y corcones o lisas (Mugil labrosus) que
pondrán a prueba nuestros reflejos. Es frecuente encontrar también éstos últimos en
grandes bandadas comiendo materia flotante en la superficie y brindándonos una buena
oportunidad para coger varios ejemplares.
Mugil
sp, Korkon, Mujol, Lisa |
Dicentrarchus
labrax, Lubina, Róbalo |
Mención aparte merece la lubina (Dicentrarchus labrax),
verdadera "pieza reina" en nuestras aguas. Son relativamente frecuentes
ejemplares de hasta 6 kilos, habiéndose llegado a capturar no hace mucho piezas de hasta
11 kilos. Es necesario que la mar se mueva para que este hermoso depredador se deje ver.
La "espera" para ejemplares de hasta 2 kilos será la mejor elección; los más
grandes habrá que buscarlos en las cuevas formadas por la caída de piedra en los
acantilados (a ser posible grandes, oscuras y con varias entradas). No andarán muy lejos
de las concentraciones de anchoas, txitxarros (jureles) y demás crías de peces
pelágicos, dispuestas a abalanzarse sobre ellos al menor descuido.
Labrus
berglyta en dos libreas: Pinto y Durdo o Maragota |
Otra de las especies más populares de nuestra costa es el
durdo o maragota (Labrus bergylta). Es curiosa la diferencia de formas y colores que llega
a adquirir dependiendo de la zona y del tipo de alga, variando desde el amarillo verdoso
hasta el marrón oscuro y pasando por las motas blancas y rojas del pinto. Por lo general,
lo encontraremos en la rompiente, en grietas y agujeros, y si nos alejamos de la costa, en
las praderas de algas. Dependiendo de la claridad del agua, se pueden combinar
"planeos" y "esperas" para localizarlos, siendo ésta una pesca muy
física y en la que se alcanzan las mayores cotas de profundidad.
Las especies antes descritas son las más comunes y las que
más se capturan tanto por libre como en competición. No obstante también es posible
encontrar doradas (Sparus aurata), akerras (Diplodus trifasciatus), congrios (Conger
conger), etc. Son también presas interesantes la servía (Seriola dumerili) y el pez
ballesta (Balistes carolinensis). La primera tiene el aliciente de su tamaño, pudiendo
superar los diez kilos. En cuanto a los ballestas, también aparecen en verano, formando
bancos de numerosos ejemplares
Como conclusión diremos que las condiciones de nuestra aguas
no requieren bajar mucho, si bien es de vital importancia habituarse a pescar en agua
turbia y movida, y conocer los hábitos de las diferentes especies, dependiendo de la
marea.
Si conseguimos que no nos desanimen los 3 o 4 meses de veda
que imponen los temporales de invierno, podemos decir que con un poco de afición es
posible disfrutar plenamente en el País Vasco de uno de los deportes que mejor saben
integrar al hombre con la naturaleza.
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